"Mis comienzos en el cole"
El verano pasado, exactamente el 23 de Julio, empezaba a materializarse el sueño de mi vida. ¡Por fin iba a dar clases en un colegio de verdad! Empecé en el cursillo de verano y luego ocuparía la plaza que había dejado el anterior profesor... que suerte la mía!! Bueno... ¿Suerte? No se si es la palabra. El cursillo de verano se resume en unos 60 adolescentes y adolescentas metidos en dos clases y cuidados por dos profes. Desde las 9 de la mañana hasta las 4.30 de las tarde metidos alli, soportando el calor, las moscas y demás animalillos. Tres horas de clase (explicaciones, repaso) y el resto del día esquemas, estudio, y controles diarios, cuaderno en mano para "apuntar" al que hablaba, miraba a otro lado, se movía, respiraba... Y los consiguientes estreses de los adolescentes y adolescentas de por qué tengo que estar yo aquí, por qué, por qué, por qué... ¿Porque te han quedado nueve? En fin. Yo no sabía lo duro que iba a ser, pero lo fue. En este colegio la disciplina y el control son férreos, se hacen registros de mochilas y habitaciones (también es internado) sin avisar y se castiga a la mínima de cambio. Yo sufrí en mis carnes el calvario de tener que servir la comida a los 60 adolescentes y adolescentas, comida bastante escasa, por cierto, y acompañada de alguna que otra mosca (puaj). Pero he sobrevivido.
Sobreviví (gracias al aviso de un alumno agradable) a la historia de la tiza. Un día llegamos a clase mi compi y yo y nos encontramos en nuestra mesa una tiza de un color extraño (marrón, para más señas). A punto de cogerla, escuchamos "¡Noooooo! Señorita, no la cojas. La ha puesto ahí J.Y. Ayer (y cito palabras textuales) se fue a cagar con la tiza y se la metió por el culo. Y la ha dejado ahí para que la cogierais." "Ah, pues muy bien", dijimos nosotras. Y este J.Y. también tiró una pera por el retrete, lo que provocó un atranque impresionante y un olor peor que el habitual. Menos mal que esta joyita de niño no iba a estar durante el curso...
Para abrir boca, creo que esto es suficiente. El verano fue duro, pero lo peor estaba aún por llegar: el curso. Menos alumnos, más tranquilidad... ¡Y una mierda! Que feliz era yo en verano, a pesar de todo...
Coming soon: "Septiembre: los comienzos"
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