Hola!
Animado por el reciente mini-relato que escribí en la Juventud Cantabria, me he animado a "escribir" un poquillo a partir de una idea que plasmé hace tiempo en un cuaderno, pero que nunca he desarrollado.
La idea es postear unas líneas digamos una vez por semana, y que poco a poco los micro-relatos semanales vayan siendo coherentes unos con otros y formen una trama común.
Después de este rollo, ahí van las primeras líneas (segundas si tenemos en cuenta el relato de la Juventud Cantabria)
EPISODIO 1
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El pequeño y frágil semi-Stunz estaba aterrado.
En realidad era de los pocos de su genotipo capaz de sentir algún tipo de emoción, y el miedo era una de ellas.
Ni siquiera tenía nombre, tan sólo una clave alfanumérica que le distinguía del resto de los semi-Stunz. Pertenecía a los desechos genéticos de los Stunz, era lo más bajo en la sociedad Stunz, si es que tal cosa existía.
Pero en primera línea de combate, nada importaba… excepto el miedo.
Los semi-Stunz eran usados como cobertura viviente para sus parientes Stunz que marchaban a la batalla detrás de ellos, concebidos y equipados exclusivamente para la guerra.
El estruendo fue terrible.
Sus cavidades auditivas sangraban y a su alrededor tan solo se veían semi-Stunz calcinados o moribundos. Desde el suelo, lo último que pudo ver fue a los Stunz de vanguardia avanzar hacia el enemigo…
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EPISODIO 2
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El tiempo pasaba despacio en el complejo genético de Narehet.
El deslizador corporal de Zaal le condujo hacia la salida de la sala 13-B-II de biogenética. Tras comprobar su ADN, la puerta se abrió. Dedicó un saludo indiferente al oficial de guardia y se dirigió al exterior.
Aquel día estaban previstas unas maniobras en el complejo, por lo que Zaal tuvo que abandonar su puesto antes de lo habitual. Y eso le gustaba.
Cualquier cosa era mejor que la interminable rutina de técnico genético de nivel B-II, aunque tuviese que colaborar en un simulacro militar.
Los Av’huir eran sumamente perfeccionistas y metódicos, y aún en tiempos de paz las maniobras y simulacros eran habituales.
Zaal imprimió más potencia a su deslizador y se dirigió a la posición que le había sido asignada.Las maniobras estaban a punto de comenzar.
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EPISODIO 3
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El regimiento se movía siguiendo una coreografía perfecta.
Ninguno de sus miembros destacaba lo más mínimo entre sus iguales, eran una máquina bien engrasada. Una máquina que acababa con sus enemigos con gran rapidez y eficacia.
El oficial del regimiento observaba a sus tropas con atención. El tatuaje lumínico que lucía en su hombro indicaba su rango, y su corpulencia y armamento dejaban claro por qué se le había asignado un lugar en el mando Stunz.
Al llegar a las coordenadas de destino, el oficial alzó su descomunal arma y el regimiento se detuvo.
En torno a él, el resto de regimientos de la partida de exploración también ocuparon su lugar en el intrincado despliegue de guerra.
Súbitamente, volaron sobre sus cabezas cientos de proyectiles biológicos emitiendo su inconfundible y familiar sonido. Las tropas de retaguardia habían comenzado a disparar aunque desde el mando de su regimiento, el oficial aún no podía ver a ningún enemigo.
Un indicador se encendió en su visor de combate y de nuevo alzó su arma.
Al instante, su regimiento de tropas de impacto primario se puso de nuevo en movimiento.
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EPISODIO 4
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El embajador repasaba sus notas mientras su transporte iniciaba la maniobra de descenso.
La desesperación había llevado a sus superiores a ordenarle viajar a Quasar V, para intentar que la diplomacia resolviera lo que no había podido resolver la fuerza de las armas.
El planeta natal de los Av’huir se veía gris y apagado. No era un lugar agradable al que ir, salvo para sus ocupantes y las razas sometidas.
El destino había querido que su sistema planetario se encontrará en la ruta de expansión de los Av’huir, y eso sólo podía tener dos consecuencias: la extinción o el sometimiento.
Su difícil misión era negociar para evitar esas terribles consecuencias, y no tenía ni la más remota idea de cómo hacerlo. En el fondo sabía que nunca saldría vivo de Quasar V.
Una suave sacudida de su transporte le indicó que habían entrado en la atmósfera del planeta. Las torres de Narehet ya podían adivinarse en la lejanía.
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EPISODIO 5
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Zaal observaba su visor de datos.
Supervisaba con desdén el genotipo de la nueva remesa de embriones Stunz de tipo B-II, más conocidos como Stunz de retaguardia. Era otro día aburrido y rutinario en las instalaciones genéticas más importantes de Narehet.
En realidad no podía quejarse. La casta de genetistas eran la élite de la sociedad Av’huir, aunque él pertenecía al estatus más bajo dentro de ellos. Se le había asignado una residencia, transporte y todo tipo de comodidades incluyendo unos cuantos especímenes tipo C que existían únicamente para servirle.
Pero aún con todo eso, a Zaal le faltaba algo. No podía soportar la monotonía de su trabajo como técnico genético. Se pasaba la jornada supervisando genotipos, examinando longitudes de cromosomas o realizando otras actividades igual de tediosas y aburridas.
Le hubiera gustado más un puesto en investigación. Estudiar nuevas razas o explotar las posibilidades de las ya conocidas sí que era una ocupación interesante, pero lamentablemente era un puesto al que jamás podría acceder.
Un indicador rojo comenzó a parpadear en su visor. De nuevo un embrión deficitario había sido detectado junto a la remesa de embriones sanos.
Zaal accionó su deslizador y se dirigió a solventar el problema.
EPISODIO 6
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El guerrero se inclinó ligeramente hacia delante y su deslizador de combate aceleró.
Le costaba seguir la marcha de sus compañeros de escuadra, algo normal en su primera misión real según le habían informado.
La escuadra de flanqueo se movía rápidamente sobre sus deslizadores de combate, esquivando obstáculos con increíble facilidad y en el más absoluto de los silencios.
Las tropas Stunz de flanqueo eran genéticamente perfectas para realizar ataques sorpresa de corta duración pero tremenda eficacia. Sus cuerpos eran el paradigma de la rapidez y de la agilidad, de la ligereza y del sigilo. Adicionalmente para mejorar aún más su rapidez montaban deslizadores de combate, máquinas con tecnología gravítica que operaban con ausencia total de ruido.
Ni siquiera los sentidos potenciados del guerrero podían escuchar nada, salvo el viento silbando en sus cavidades auditivas, consecuencia de la gran velocidad a la que se desplazaba.
En su visor de combate, la distancia que les separaba de la última posición conocida del enemigo disminuía vertiginosamente y un indicador luminoso empezó a parpadear.
El Stunz blandió su lanza explosiva y se preparó para la inminente carga.
EPISODIO 7
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En realidad los Av´huir no parecían gran cosa.
Su aspecto era bastante desagradable, su piel estaba llena de pliegues y tenía el mismo color que la carne cuando se pudre. Sus brazos eran extremadamente delgados, rematados por unos dedos que parecían demasiado largos comparados con el resto del cuerpo.
Apenas superaban el metro de estatura, si es que se podía hablar de estatura en unos seres que carecían de extremidades inferiores. En su lugar, todo individuo disponía de un deslizador corporal para poder desplazarse.
El embajador fijo su atención en la imagen de la base de datos holográfica y solicitó más información acerca de los deslizadores.
Tal y como suponía, no era una creación Av´huir. Sus creadores fueron una de las muchas razas sometidas cuyo nombre ni siquiera figuraba ya en la base de datos.
Era el modo de actuar habitual en estos seres.
Primero, localizaban a otras civilizaciones y las estudiaban en la sombra durante algún tiempo. Después si creían que podían tener algo de utilidad para ellos, los atacaban sin contemplaciones utilizando para ello alguna de sus razas sometidas. Por último, cogían aquello que les interesaba y abandonaban la zona dejando tras de sí un reguero de muerte y desolación.
La voz del copiloto rompió el silencio de la estancia.
- Señor, debe prepararse para el aterrizaje.
El embajador asintió y siguió al copiloto hacia la cabina de mando.
EPISODIO 8
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Era tarde y hacía tiempo que Naos brillaba en el cielo de Quasar V.
Era una de las pocas ocasiones del año en la que se podía ver al pequeño satélite sin la compañía de las otras dos lunas del planeta, debido a sus diferentes velocidades de rotación así como a las diferentes órbitas de los tres satélites.
Pero Zaal no tenía tiempo para admirar ningún fenómeno astronómico, aunque fuera tan poco frecuente como este.
Su mesa estaba llena de tubos de ensayo, precipitadores, muestras diversas y conducciones cuyo origen y destino eran difíciles de detectar. La plataforma del procesador de tejidos giraba a gran velocidad, mientras el microscopio fotónico continuaba arrojando datos que el genetista se apresuraba a procesar.
Sus ayudantes hacía tiempo que se habían marchado y si no fuera por la omnipresente presencia militar, se podría decir que el complejo genético estaba desierto.
Demasiadas jornadas de maniobras y simulacros habían retrasado sus avances y ahora se veía obligado a trabajar sin descanso para cumplir los plazos. Aborrecía toda esa parafernalia militar habitualmente, pero si además le obligaba a pasar más tiempo en el laboratorio su odio crecía aún más.
Cuando su trabajo estaba a punto de concluir, en la última verificación del proceso, Zaal se dio cuenta de que algo no cuadraba.
Nervioso, acudió al visor de datos y revisó los genes introducidos en la última remesa de cigotos. Todo era correcto.
Revisó las últimas cinco remesas. Todo estaba bien.
Visiblemente más tranquilo, decidió para asegurarse comprobar también la siguiente remesa, en la que los cigotos ya se habían convertido en embriones. Faltaba un grupo de genes.
Saludos!
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Iniciado por Flo Rida - Right RounD
