Raspberry Pi es, bajo mi punto de vista, uno de los proyectos más bonitos que podemos encontrar sobre hardware libre, un pequeño computador de bajo coste que tiene el objetivo de “revolucionar” la enseñanza y facilitar el acceso a la tecnología en las escuelas (formando así a la cantera que marcará el futuro del software y del hardware). El proyecto está cautivando a mucha gente de todo el mundo y las placas, que cuestan algo menos de 30 euros, se agotan rápidamente en cada uno de los distribuidores que las ponen a la venta. A pesar de su pequeño tamaño, esta placa tiene mucho potencial y ofrece, desde el punto de vista técnico, unas buenas prestaciones con las que trabajar (o incluso jugar a juegos como el Quake) y, precisamente, con la idea de mostrar el potencial de Raspberry Pi, un equipo de investigadores de la Universidad de Southampton han desarrollado el proyecto Iridis-Pi: un supercomputador basado en Raspberry Pi que usa un rack hecho con piezas de Lego.

Iridis-Pi es un supercomputador realizado con 64 nodos (cada nodo es una placa Raspberry Pi) en los que se ha instalado la distribución Debian Wheezy (que se puede descargar en la web del proyecto Raspberry Pi y viene adaptada para esta placa), se han unido entre sí a través de la tarjeta de red Ethernet que se incluye y, mediante tarjetas SD, aúnan 1 TB de espacio de almacenamiento.
Tan pronto como nos pudimos hacer con suficientes placas Raspberry Pi, nos planteamos si era posible unirlas y crear una supercomputadora. Desarrollamos todo el software necesario a partir de la imagen de la distribución Debian Wheezy y hemos desarrollado una guía para que cualquiera pueda construirse su propio supercomputador
Si bien no todo el mundo puede gastarse los 4.000 dólares que cuestan los materiales necesarios para construir este supercomputador (es decir, unos 3100 euros), la Universidad de Southampton ha publicado las instrucciones necesarias y los pasos a seguir para poder desarrollar el proyecto para que éste pueda desplegarse en otros centros educativos para experimentar o aprender más sobre supercomputación y computación distribuida, una iniciativa bastante interesante para despertar el “espíritu hacker” en los estudiantes y que puedan aprender de una manera mucho más práctica.
La primera prueba que hicimos fue calcular el número Pi sobre Raspberry Pi usando MPI, una prueba que es bastante común dentro de los test iniciales a los que se someten los supercomputadores
Para completar el proyecto, el Profesor Simon Cox, uno de los integrantes del equipo, tuvo como ayudante a su hijo de 6 años que fue el encargado de diseñar, mediante piezas de Lego, el bastidor que soporta las 64 placas.
Un interesante ejemplo de aplicación de Raspberry Pi que puede mejorar, sensiblemente, la enseñanza en la Universidad.
Imágenes: Universidad de Southampton

fuente: http://alt1040.com